29 oct 2007

“No es que nosotros seamos buenos, sino que los otros son peores”

Esta parece ser la mejor consigna para explicar los resultados electorales. No me impacta el número que saco Cristina, me impacta la diferencia con la segunda. Si la oposición se hubiese ahorrado candidatos otro sería el número.
Así como los argentinos nos hemos olvidado de votar partidos y votamos personas quedó demostrado que la oposición también es ultra personalista y así les fue. Cristina tiene una deuda de gratitud con todos ellos porque gracias a sus mezquindades ella es Presidente.
Me hubiera gustado menor diferencia entre una y otra pero igual estoy contenta con el resultado sobre todo después de escuchar un discurso conciliador y para nada soberbio de la ex primera ciudadana, ahora presidenta electa. Y como soy bastante ingenua por ahora le creo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Coincido en casi todo. Es que no estoy contento con el resultado y, además, no me gustó nada su discurso. No fue soberbio, es cierto, pero me pareció vacío, frases de ocasión [al igual que a lo largo de toda la campaña]. También Néstor había hablado con tono conciliador cuando arrancó con su mandato. A él por entonces le tenía un poco de fe, a CFK ni eso.

Ni buena ni mala... dijo...

“En la cancha se ven los pingos”. Hasta que eso suceda el discurso no me pareció vacío. Que CFK diga “no odios”, “convoco a todos” y la sociedad también juega esta partida no me parece vacío viniendo de su boca.

manolo dijo...

El limite de la oposición parlamentaria es el miedo que provoca en sus votantes.
Proceso, Alfonsin y Alianza; dejaron recuerdos de pésimas administraciones, que son imposibles de adjudicar solo a la “oposición salvaje” del peronismo.
Que la Dra. Carrio, a 1 semana de la elección, se viera obligada a proclamar que ella era una Republicana con “decisión” peronista; demuestra palmariamente este sentimiento.
Quizás, con la Asunción de Binner, Ríos y Macri; se pueda demostrar que la gestión no solo es peronista.
Mientras tanto solo nos queda elegir el mal menor.
Un abrazo