Avatares domésticos

Ayer a la noche la bañaba a Coni -el baño suele ocurrir después de media hora de negociaciones infructuosas que terminan en un “no me baño” de parte de ella y en un “te bañas” de parte mía, arrastrándola por la casa hasta meterla en la bañera, una vez dentro de la bañera y bañada comienza nuevamente la negociación para sacarla del baño-. Coni no quiere salir de la bañera y yo me caliento y empiezo a gritar: que salís, que no haces caso, que siempre es un ratito mas, que espera que el delfín estaciona, que espera que hago dormir a los pinguinos, que espera que hago una vez mas de tobogán, que para, que para, que para.... ya no quiero esperar más, salís ahora mismo ¡!!!. En eso Coni se larga a llorar y me dice “ nos podemos tranquilizar y hacer todo los contrario a lo que estamos haciendo”. Obviamente le hice caso.